sábado, 30 de mayo de 2009

un cuentito....

Mis estimados alumnos...
Hoy me puse a escribir un cuento medio en broma y resulta que me terminó gustando.No sé si alguna vez le conté que de chica,más o menos cuando tenía la edad de ustedes,comencé a escribir porque me gustaba mucho.Seguí escribiendo con el correr de los años,pero hacía mucho que no lo hacía porque no tengo mucho tiempo...Pero hoy me puse a hacerlo,y bueno,me gustaría compartirlo con istedes par que lo lean y me pongan una nota.Vamos a hacer al revés de como hacemos siempre.Esta vez vamos a hacer de cuenta que son ustedes los maestros y que yo soy la alumna.¿Qué les parece?
Espero les guste.
¡Maestros,ponganme sote!(como me dicen istedes!)
Ah,por cierto,aún no tiene título.¿No me ayudarían a pensar uno?
Saludos!!!


Había una vez un lugar mágico en donde vivían muchas hadas y brujos.
Pasaban todo el día haciendo hechizos, porque claro, recuerden que era un lugar mágico....
También habitaban ahí duendes, unicornios, dragones...y por supuesto; princesas y príncipes que se dedicaban a rescatar a las princesas de algún hechizo hecho por alguna bruja mala y fea.
Un día una bella princesa caminaba por el boque embrujado de ese lugar.
Se preguntarán ustedes qué hacía la princesa en ese lugar tan feo y desolado....
Es que se le había perdido su unicornio de cuerno dorado al que ella amaba mucho.
Pero resulta que en el camino se cruzó con un lobo. Estaba tendido sobre una roca, lastimado, muy herido. La princesa que tenía tan buen corazón, a pesar de sentir miedo, decidió ayudar al pobre lobo.
-¡pobrecito! ¿Qué te ha pasado lobito?
el lobo solamente se dedicó a largar un gran aullido, muy lastimero por cierto. A la princesa se le conmovió el corazón al pensar que aquél lobo estaba sufriendo terriblemente de dolor por sus heridas.
-No te preocupes, yo te ayudaré y pronto podrás volver a correr bajo la Luna llena, sano y salvo.
Entonces la princesa lo tomó en sus brazos y se lo llevó para su castillo. A escondidas, por supuesto, ya que si se enteraba su padre o su madre, o cualquier persona del castillo, se armaría un gran revuelo.
Todos saben que no se puede confiar en un lobo...es inimaginable lo que un lobo pueda llegar a hacer.
Entró sigilosamente por un pasadizo secreto que solamente ella conocía, y que la llevaba directamente a su habitación.
Allí curó las heridas del lobo, lo alimentó, le acomodó unos almohadones y unas mantas para que el pobre descansara y recuperara fuerzas.
Pero he aquí, que durante la noche, mientras la princesa dormía, el lobo se levantó transformándose en una horrenda bruja.
Se preparaba para conjurar un hechizo cuando de pronto, la princesa abrió los ojos.
-¡Ahhhhhh!-gritó aterrorizada la muchacha viendo a la bruja y poniéndose de pie pegando n salto.
-¿quién eres? ¿Por qué está en mi habitación? ¿Quién te dejó entrar?-preguntó la princesa.
-Pues tú, tonta muchacha, me has dejado entrar. Ahora, a causa de tu descuido e imprudencia, tú y tu familia sufrirán terriblemente y pagarán por haberme desterrado de este castillo, dejándome en la calle sin nada. jajajaja
-no comprendo, ni siquiera te conozco. Jamás estuviste en este castillo. ¡Mentirosa!
-¡Oh! es que tú eras muy pequeña, apenas una bebé cuando yo trabajaba aquí. Un día desapareció una valiosísima joya de tu madre y alguien la escondió bajo la almohada de mi cuartó. Me culparon a mi por supuesto, y me echaron dejándome en el bosque, sin comida ni nada para subsistir.
-no entiendo...¿cómo es posible eso? No me mientas-y la princesa gritó-¡Guardias! ¡Guardias!
-jajaja, será ya muy tarde cuando ellos vengan......
Y la vieja bruja conjuró el hechizo que transformó a la princesa en una estatua de piedra.
Cuando los guardias y el padre de la princesa entraron a la habitación, un horrible lobo negro salió corriendo, escapando así, y ocultándose en aquel bosque al que ni los más valientes iban.
El pobre Rey estaba tan preocupado porque no tenía ni idea cómo le había ocurrido tal desgracia a su maravillosa hija.
Pensó mil maneras para que la princesa volviera a ser la persona de carne y hueso que era antes, pero no pudo de ninguna manera.
Y es aquí donde apareció un muchacho, muy humilde, que era siervo del Rey.
-Mi señor, déjeme intentar salvar a su hija. Iré en busca del lobo...-dijo el muchacho, pero fue interrumpido por el rey.
-¡No seas tonto, muchacho! ¿Cómo un tonto sirviente va a poder contra ese lobo? Es más, ¿crees ser tan valiente como para entrar al bosque de las brujas y enfrentar a un lobo tan bravío como el que acaba de huir?¿ o es que no sabes que ese es el mismo lobo que ha causado tantas muertes en nuestro pueblo? Ha matado a mis mejores guerreros. A ellos, que han ido con las mejores armas a vencerlo...nunca ninguno salió vivo. ¿Cómo podrás tú? tonto-y el rey se fue muy disgustado a su habitación. Ahí se largó a llorar amargamente, pues pensaba que había perdido a su hija para siempre.
Pero el joven sirviente no se daría por vencido. Amaba a aquella muchacha de ojos café, la adoraba en lo más profundo de su alma, y daría hasta su vida para salvarla de aquel nefasto destino.
Fue así que esa misma noche tomó el farol, se abrigó y partió a aquel bosque inundado por las penumbras.
Por cierto, el bosque en la noche era realmente tétrico. Las sombras parecían monstruos a punto de atacar. Las tinieblas lo cubrían y el frío era insoportable. Seguramente esa era la zona más fría de aquel lugar. Aún cuando en el pueblo hacía un calor insoportable, en aquel bosque parecía pleno invierno. El viento se colaba por las ramas de los enormes árboles silbando como monstruo enfurecido.
El muchacho sintió temor...y claro, no era para menos.
Caminó largo rato, hasta que a lo lejos se escuchó el aullido del lobo. El joven corrió al lugar de donde provenían los aullidos. Había un claro allí, un lugar en donde la Luna llena se veía claramente, el cielo despejado iluminado por puntitos de todos los colores. Eran las estrellas.
-Tú me ayudarás-Dijo el muchacho mirando la Luna-tú serás mi guía. Dime hacia donde debo ir.-Cerró los ojos, hizo un rápido rezo y en ese momento sopló un fuerte viento que hizo que todas las ramas de los árboles lejanos apuntaran hacia el Norte.
-Hacia ahí iré...-y el joven echó a correr.
Los aullidos se sentían cada vez más cercanos.
-Me estoy acercando, debo resistir este miedo-Pensó el muchacho para sí mismo.
Y de pronto se chocó con el lobo. Ambos quedaron frente a frente.
Era terrible, sus ojos brillaban como dos esferas de fuego, se notaba la maldad en ellos. Iluminado por la luna llena se veía aún más grande de lo que en realidad era.
¡Qué horror! Aquel lobo comenzó a caminar en dirección a él, gruñendo cual perro con rabia.
El muchacho se preparó, aquel animal iba a saltar sobre él.
Y así fue, en cuestión de un segundo se vio forcejeando con él. Era muy fuerte. Iba a morderlo en cualquier momento con aquellos colmillos...Los ojos del lobo brillaban aún más. El muchacho luchó hábilmente contra él.
Logró sacar de su cinto una cuerda que llevaba con sigo y ató al animal por las patas. Y por supuesto, tuvo que atar también su hocico para que no lo mordiera.
Al terminar, se sentó muy cansado al lado del lobo. Éste respiraba muy rápidamente, pues estaba cansado por la pelea.
-No podrás contra el amor que siento por Selene. ¡Nunca podrás!-dijo el chico.
El lobo mientras tanto trataba de liberarse de la cuerda, pero no podía, hasta que finalmente el cansancio lo venció. Cuando estuvo lo suficientemente dócil como para dejar de pelear, el muchacho lo arrastró hasta el castillo.
Comenzaba ya a amanecer cuando el sirviente llegó a donde estaba el rey. Los otros sirvientes que ya estaban levantados listos para empezar la tarea de cada día, y los guardias que cuidaban las puertas del castillo, pegaron gritos de terror al ver al muchacho llegar con aquella asquerosa bestia. Es que realmente era feo el pobre lobo. Luego esos gritos de horror se convirtieron en aplausos y hurras para el joven vencedor.
El rey, que sintió tremendo alboroto, bajó rápidamente las escaleras y salió para ver qué estaba ocurriendo.
-¡Tú!-dijo con voz grave-¡Tú le has dado captura a esta bestia que tanto dolor ha traído a nuestro pueblo! Eres un muchacho muy valiente, jamás pensé que pudieras hacerlo.
Y puso cara de tremenda preocupación.
-y dime, ¿cómo crees que esto hará que mi hija vuelva a ser la misma Selene de siempre?-preguntó angustiado el rey.
-pues yo...en realidad....
Y en ese momento, en que comenzaban a aparecer los primeros rayos de sol, el lobo comenzó a transformarse en la horrenda bruja que en realidad era.
-¿tú?-preguntó el rey confundido. Y todos los que estaban allí ahogaron un grito de terror tapándose sus bocas.- ¿tú? Nuestra antigua sirvienta... ¿cómo es posible?.....
Entonces la bruja, atada de manos y pies, pero ahora con la boca libre, ya que la cuerda que antes ataba el hocico se había caído, les explicó todo.
Después de que el rey y la reina la habían echado del castillo, ella vagó solitaria por el bosque en donde se encontró con una antigua bruja, la cual la adoptó como hija enseñándole las artes mágicas y todo tipo de maleficio que conocía. Fue así que aquella antigua sirvienta se transformó en una bruja dispuesta a tomar venganza por lo que le habían hecho los reyes. El rey en ese momento comprendió todo y se llenó de ira.
-¡Morirás por todo el daño que nos has causado!-gritó el rey enceguecido por su furia.
-¡No!, por favor espera. Si me matas tu hija jamás volverá a ser de carne y hueso. Te propongo un trato: yo haré que vuelva a ser como antes, pero tú debes dejarme vivir.-dijo la bruja.
El rey cedió a su propuesta y así fue que la joven princesa volvió a respirar, volvió a moverse, volvió en sí.
Cuando le contaron a ella lo sucedido, corrió a agradecerle al joven sirviente por su valentía.
El muchacho dejó de ser sirviente, pues la princesa se casó con él tiempo después.
El rey, aunque no muy convencido de este casamiento, terminó finalmente por aceptarlo y aceptar la decisión de su hija.
La bruja....pues la bruja quién sabe dónde está. Escapó luego de haber vuelto a transformar la princesa en una persona, como era antes.
Quién sabe en qué lugares andará la vieja bruja....


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